Para las personas religiosas la oración es una forma de comunicarse con Dios, el Universo o el ser superior al que decidan creer.
“Oro porque no puedo evitarlo, oro porque estoy desconsolado, oro porque la necesidad de hacerlo fluye de mí todo el tiempo, despierto o dormido. (Orar) No cambia a Dios. Me cambia a mí” C.S. Lewis.
Muchos pacientes oncológicos recurrimos a prácticas religiosas o espirituales para hacer frente a la enfermedad. La religión se puede definir como un conjunto específico de creencias y prácticas compartidas, habitualmente dentro de un grupo organizado. La espiritualidad se puede definir como el sentido que le da un individuo a la paz interior, propósito en la vida y la relación con los demás, y las creencias acerca del significado de la vida. La espiritualidad se puede encontrar y expresar mediante una religión organizada o de otras maneras. Los pacientes se pueden considerar a sí mismos como personas espirituales, religiosas o ambas.

El neurocientífico Andrew Newberg, director de investigaciones del Instituto Marcus de Medicina Integral de la Universidad Thomas Jefferson, en EE.UU., se ha dedicado a estudiar los efectos de la oración y otras prácticas religiosas en el bienestar mental de sus pacientes y ha descubierto que al practicar la oración se activa el lóbulo frontal encargado de la concentración y cuando la oración se vuelve profunda se activa el lóbulo parietal brindándonos sentimientos de trascendencia.
La oración es una experiencia sumamente personal, algunas personas necesitan repetir una oración, otras hablar en voz alta, otras necesitan profundo silencio. Nuestra relación con Dios va a depender de nuestra crianza, de cómo formamos nuestros primeros vínculos de apego, según la teoría psicológica, esto va a moldear nuestro acercamiento con Dios si nos sentimos seguros podremos confiar.
Otra forma de llegar a este estado que provoca la oración es una práctica llamada Mindfullness en inglés atención plena que ayuda a calmar la mente, y gestionar las emociones al centrarse en el presente observando nuestros pensamientos, emociones y sensaciones sin juzgarlos ni reaccionar automáticamente logrando un bienestar emocional.
También la creatividad puede ser una práctica profundamente espiritual para muchas personas, sin importar que tengan una vida religiosa o no.
Al parecer las prácticas religiosas y espirituales funcionan, podemos aseverarlo por el tiempo en que la humanidad las viene usando y que provocan una actitud mental positiva que ayuda a sentirse mejor, mejorar la salud y en consecuencia la calidad de vida . Se ha comprobado que disminuye la ansiedad, la depresión, el enojo, el malestar, la sensación de aislamiento (sentirse solo), el abuso de bebidas alcohólicas y medicamentos. Reduce la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas. Ayuda a que el paciente haga ajustes relacionados con los efectos del cáncer y su tratamiento. Aumenta la capacidad de disfrutar de la vida durante el tratamiento de cáncer. Provee un sentimiento de crecimiento personal a causa de vivir con cáncer.
Aumenta los sentimientos positivos tales como: Esperanza y optimismo. Ausencia de remordimientos. Satisfacción con la vida. Sensación de paz interior.
El bienestar espiritual y religioso también puede ayudar al paciente oncológico a vivir más.
Soy Rosana Ramírez, lic. En psicopedagogía Fundadora de Crear y Aprender y espero que mi experiencia en este camino pueda hacer más liviano el tuyo o por lo menos hacerte sentir acompañado, acompañada.
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Puerto Iguazú, Misiones
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